¿Quién es realmente el Espíritu Santo?

¿Quién es realmente el Espíritu Santo?

agosto 24, 2019 Desactivado Por Redacciones

Conocemos a la tercera persona de la Santísima Trinidad como el Espíritu Santo. Al igual el Padre y el Hijo se trata de un ser eterno. Mientras que Jesús es la palabra de Dios, el Espíritu Santo vendría a ser el amor del Padre y el Hijo para sus hijos. Es por esto que también es considerado un regalo de Dios.

En este sentido, no sólo tiene un papel importante la oración al espíritu santo para toda la cristiandad, sino que también forma parte de un canal de comunicación entre nosotros y la presencia misma de Dios, permitiéndonos recibir su gracia a través de la devoción. Lo que equivale a vidas repletas de paz y armonía.

Cómo actúa el Espíritu Santo

Al ser el amor del Padre y del Hijo, es capaz de actuar de múltiples formas. Por un lado se trata del dador de vida, pero también sirve de santificador e inspiración. De hecho, de acuerdo a la Biblia el propio nacimiento de Jesús fue posible por obra del Espíritu Santo.

Así mismo, son múltiples los episodios bíblicos en los cuales aparece, como en el bautismo de Jesús o en su llegada al desierto. De hecho, a lo largo de toda la vida de cristo puede percibirse el cómo está presente. Por ejemplo, es al otorgarselo a los apóstoles que estos obtienen el perdón de sus pecados.

Y, más allá de la vida de Jesús, el Espíritu Santo hace presencia en los comienzos de la Iglesia, actuando como seleccionador de los misioneros.

Actuación en nosotros

Su misión divina es la de conducir a la Iglesia y de santificarla. Es el encargado de asesoran al papa para que sea incapaz de equivocarse al momento de proclamar una doctrina ex chatedra en su papel de maestro de la Iglesia desde su silla.

Del mismo modo, cuando somos bautizados recibimos al Espíritu Santo, así como también durante la confirmación.

Oración

Ven a mí Espíritu Santo.

tú que eres la fuerza divina,

ser de luz, que limpia el pecado del Hombre.

Arrasa de nuestras almas

todas las carencias

y borra de la carne las tristezas.

Aleja de nosotros las carencias,

dános descanso en la hora de lucha.

En la hora del fuego, calma nuestra sed,

Y en la oscuridad más profunda,

elévanos en tus alas. Amén.